El 17 de julio de 1980, Luis García Meza encabezó un golpe de Estado que impidió la toma de posesión de Hernán Siles Zuazo, elegido democráticamente. Ese día, militares irrumpieron en la Central Obrera Boliviana (COB) con la orden de torturar y asesinar a Marcelo Quiroga Santa Cruz, un defensor acérrimo de la democracia y la justicia social. Desde entonces, se desconoce el paradero del líder socialista y del dirigente sindical Carlos Flores Bedregal.
Hoy recordamos este trágico acontecimiento como un recordatorio de la fragilidad de la democracia y la necesidad de defenderla con firmeza. La historia nos ha enseñado que la democracia, que costó sangre y luto en Bolivia, es un valor supremo que debemos proteger y fortalecer. En honor a quienes sacrificaron sus vidas por un país libre y justo, reafirmamos nuestro compromiso con la democracia, la justicia y los derechos humanos, asegurando que nunca más se repitan actos de violencia y autoritarismo en nuestra nación.